Las mejores herramientas, técnicas y juegos para prevenir la pérdida de memoria

Con el paso de los años vamos sufriendo un deterioro cognitivo. Un hecho que, en ocasiones, se acelera en el caso de las personas de edad avanzada. Por eso, desde ubikare queremos presentarte las mejores herramientas, técnicas y juegos para prevenir la pérdida de memoria entre nuestros mayores.

Cuatro herramientas, técnicas y juegos para prevenir la pérdida de memoria 

1. Ejercicio mental

Leer cualquier tipo de formato, sea prensa, revistas o libros, es fundamental. Lo importante es que nuestros mayores fomenten toda la actividad lectora que su vista les permita para mantener el cerebro ‘en funcionamiento’. La imaginación es algo que se debe fomentar desde niños a mayores.

Además, las personas de edad avanzada no deben dejar de informarse sobre lo que sucede en nuestro día a día. Es recomendable que sigan programas de actualidad o informativos para que puedan mantenerse en nuestra realidad.

También hay que animarles a que asistan a iniciativas culturales. Aunque el hecho de ir a un teatro, cine, conferencia… puede ‘asustar’ a algunos de nuestros mayores por tener que desplazarse en transporte hasta otros puntos de su ciudad, cada vez se realiza un mayor número de actividades en centros municipales de barrio. Esto les  permite disfrutar del ocio sin tener que moverse lejos de casa.

2. Estimulación mental

Apartado ligado al ejercicio mental, pero en este caso más centrado en técnicas y juegos que persiguen evitar, o ralentizar, la pérdida de memoria en las personas de edad avanzada.

Los hay de carácter individual (pasatiempos como las sopas de letras, crucigramas, ‘sudoku’, autodefinidos) o grupales (juegos de cartas, parchís, dominó, ajedrez).

También es recomendable la práctica del cálculo de cifras (sumar mentalmente los diferentes apartados de la lista de una compra, el número de productos que hay en la nevera o armario, etc), así como el intentar aprender nuevas cosas (idiomas, disciplinas…).

Los problemas de memoria, pueden indicarnos el inicio de una demencia o bien un deterioro asociado a la edad. Sea cual sea la causa, es fundamental para evitar un mayor deterioro, realizar un programa de estimulación cognitiva donde entrenemos las áreas afectadas y reforcemos las que todavía mantenemos 

3. Ejercicios físicos y sociabilidad

Existe una estrecha relación entre la salud física y la mental. La eliminación del estrés, la ansiedad y la depresión a través de la actividad física favorece la neurogénesis, o lo que es lo mismo, el nacimiento de nuevas neuronas.

Por eso, es importante que las personas mayores mantengan una rutina de ejercicios, aunque sean básicos:

  • Caminar una o dos horas al día.
  • Realizar, si su movilidad se lo permite, algún tipo de gimnasia de carácter moderado.
  • Estimular la movilidad y musculación (por ejemplo, en los aparatos ubicados en numerosos parques de nuestras ciudades, y dirigidos a mayores).

También hay que evitar que terminen por aislarse en casa, y animarles a mantener el contacto con familia, amigos… así como a acudir a actividades.

Todo podría resumir en este consejo: evitar que nuestros mayores caigan en el sedentarismo, ya que ello puede conllevar enfermedades de tipo neurodegenerativo.

4. Alimentación

Otra herramienta fundamental a la hora de prevenir el deterioro cognitivo es la de cuidar la alimentación. Las personas mayores deben apostar por una dieta saludable, que esté compuesta por:

  • Frutas y hortalizas (naranjas, manzanas, uvas, piña, sandía, kiwi, cerezas, aguacate…).
  • Huevos, ya que poseen ácidos grasos que incrementan la memoria en las personas de edad avanzada y tienen alto contenido en colina en su yema.
  • Carne roja, que cuenta con un componente importante para el cerebro, al que aporta oxígeno, como es el hierro.
  • Frutos secos, que otorgan proteínas vegetales, calcio y magnesio, elementos destacados para el correcto funcionamiento cerebral.
  • Pescado azul, rico en Omega 3, lo que favorece la conexión neuronal.
  • Ingesta de agua para favorecer la hidratación y que la falta de ésta no lleve a un desgaste muscular y de las funciones cerebrales.

Por el contrario, hay que evitar en la medida de lo posible el consumo de grasas saturadas, elementos precocinados, azúcar blanco y aditivos, que pueden afectar al comportamiento del sistema nervioso.