ubikare lidera el proyecto de asistencia socio-sanitaria en Zambrana de la mano del Big Data

Gracias a la confianza del Ayuntamiento de Zambrana y Osakidetza, hemos construido un modelo que se anticipa a los problemas de la salud antes de que sea tarde.

Ubikare ha sido la responsable de desarrollar la herramienta tecnológica que coordina un plan de asistencia socio-sanitaria dentro del proyecto Smart City, impulsado por EUDEL (la Asociación de Municipios Vascos).

Hemos formado un gran equipo de trabajo multidisciplinar junto con los servicios sociales de Zambrana y profesionales de la salud de Osakidetza.

«El objetivo es mejorar la calidad de vida de nuestros mayores», explica el cardiólogo Javier Pérez Asenjo, socio fundador de ubikare, «y conseguir un uso más responsable de los recursos asistenciales públicos. Que se acuda al sistema sólo cuando haga falta».

Con este objetivo en mente, la herramienta diseñada por ubikare pretende «anticiparse a los problemas, detectar las necesidades antes de que sea tarde y ofrecer una asistencia individualizada, a la carta».

La esperanza de vida está aumentando mucho. Pero, ¿y la calidad? Los avances médicos permiten alargar nuestra vida, pero en algunos casos no en las mejores condiciones. Aquí es donde entra en acción el programa informático Julia de ubikare.

«Julia monitoriza a toda la población de más de 60 años. Valora más 450 indicadores sobre la situación física, mental y emocional de la persona. Esta recopilación de datos, que a la administración le costaría obtenerlos muchísimo tiempo, nosotros los procesamos en sólo una hora gracias a nuestra aplicación informática», expone CEO y fundador de ubikare, Ángel Díez.

Esta aplicación le ha hecho ganar el premio ON Bizkaia 2019 al proyecto de emprendimiento e innovación social.

«El uso del big data ha puesto al descubierto una realidad», asegura Aitor Abecia, alcalde de Zambrana. Esta radiografía muestra «un aumento de caídas y pérdida de funcionalidad, personas con incontinencia urinaria, un alto índice de diabéticos, casos de deterioro cognitivo en fases incipientes, más aislamiento…».

Con el análisis de los datos se obtiene una radiografía exacta de la población que permite prescribir un plan de cuidados personales y colectivos, para «alargar la vida de estas personas en su ámbito familiar y retrasar su ingreso en una residencia o en un hospital. En Zambrana, ahora se envejece mejor», incide el alcalde.

El Ayuntamiento da respuesta a esta situación con una batería de medidas que buscan «mejorar la calidad de vida» de los mayores.

«Hemos organizado talleres de prevención de caídas, cursillos de nutrición para cambiar sus hábitos de cocina, grupos de paseos o cursos de ganchillo para combatir la soledad. Clases de gimnasia, un taller de fortalecimiento de la memoria… Es muy importante la labor de seducción y camuflar la atención socio-sanitaria con actividades que les resulten atractivas», comenta Abecia.

Un referente de municipio inteligente

Zambrana, en la Llanada alavesa y a 35 kilómetros de Vitoria, ha perdido gente joven «a pasos agigantados». Los mayores, muy arraigados al lugar, se resisten a abandonarlo. Muchos tienen edades avanzadas y viven solos, cuenta Abecia: «Tenemos una pirámide demográfica totalmente invertida.

El caso de Zambrana está considerado por Eudel como un referente de «municipio inteligente» por el uso de las tecnologías de la información aplicadas al ámbito social.

«Ahora dicen que somos una smart city, pero yo lo considero un proyecto de carácter humano. Nos valemos de una herramienta tecnológica para dar un mejor servicio a nuestros mayores«, opina el alcalde, quien justifica su iniciativa con la siguiente reflexión: «la administración tiene que cambiar el chip. No puede convertirse en una ventanilla a la que llegan los ciudadanos cuando necesitan algo porque están enfermos. Vayamos nosotros a donde ellos y vamos a ofrecerles la atención que necesitan».

Zambrana ya ha echado cálculos de los beneficios que está consiguiendo. «El coste medio de una residencia en Álava es de unos 2.000 € al mes por usuario, y el de un centro de día ronda los 700 € mensuales. Si conseguimos retrasar seis meses el ingreso de una persona, estamos ahorrando más de 10.000 euros. ¿Sabes lo que puedo hacer yo con 10.000 euros en el pueblo?», concluye Aitor.